sábado, 20 de marzo de 2010

Sufrió mucho con eso. "Me acomplejaba ser tan alta porque siempre me ponían de última en la fila del colegio". El rechazo, quizás, fue una consecuencia de la poca gracia física en la vida de adolescente de Carolina Cruz. Cuando se enamoró por primera vez del mejor amigo de su hermano, las cosas no salieron como ella esperaba. Se ilusionó, soñó con ser correspondida, pero su príncipe azul no le dio ni la hora. Le pareció que Carolina asemejaba un conejo grande. En otra oportunidad, la joven tulueña, nacida el 12 de junio de 1979, reforzó su personalidad con acero para aspirar a modelo. Por eso, armó su hoja de vida y la llevó a diversas agencias de casting. "Bueno, muchas gracias, nosotros le avisamos", fue la frase diplomática con la que siempre le cerraron las puertas.

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